Mito: Los ajos contienen antibióticos
¿Verdad o mentira?... VERDAD!

Apreciado como alimento saludable desde hace miles de años, el ajo es un potente antibiótico y está perfectamente identificado con el nombre de garlicina. Este antibiótico se forma al combinar dos sustancias que componen el ajo: la aliina y la alinasa, lo que sucede cuando el ajo es machacado, cortado o durante la acción de los jugos gástricos en el estómago.
El proceso de formación es el mismo que se da cuando la planta es atacada por un insecto o por cualquier causa mecánica y el bulbo se defiende originando una sustancia antiséptica con efectos demostrados frente a virus, bacterias y hongos.
El problema es que el antibiótico generado tiene un proceso de actividad muy corto, por lo que debe ingerirse inmediatamente después de ser cortado o machacado, y siempre en crudo, porque es muy sensible y al calentarlo se inactiva, dándose la circunstancia, además, de que el mismo principio inmediato es el responsable del olor, que disminuye en gran medida cuando se cocina y paralelamente a la pérdida de las propiedades terapéuticas.
Como compensación, durante los tratamientos culinarios y por la acción del calor se libera el ajoeno, que tiene propiedades anticoagulantes y ayuda a reducir el nivel de colesterol. Como estamos viendo el ajo tiene beneficios considerables, aunque el más conocido es su poder antibiótico.
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