Las palabras también importan: de "alimentar" a "nutrir" al mundo
El director de la FAO sostiene que debemos recuperar el valor cultural, social y económico de lo que comemos, y asumir su impacto sobre nuestra salud

Las palabras importan. Al elegir los términos concretos que usamos mostramos, aun de forma inconsciente, nuestra visión de las cosas. En las últimas décadas, hemos hablado mucho de la necesidad de alimentar al mundo, pero bastante menos de la nutrición de sus habitantes. Y en este tiempo hemos sido testigos de la aparición y expansión de nuevas formas de malnutrición, como la obesidad y las enfermedades relacionadas con nuestras dietas. Esto nos obliga a revisar el significado que damos a las palabras alimentos y comer.
Los alimentos, la comida, no son simples materias primas u objetos de comercio. La comida también es sabor, cultura, historia e identidad. Igualmente, comer no consiste solo en ingerir calorías o nutrientes. Comer implica reunirse con otros, trabajar juntos, disfrutar, descubrir nuevos alimentos e ingredientes o aprender sobre qué nos sienta bien. En resumen, comer es vivir.
De hecho, nuestra salud y bienestar dependen en gran medida de lo que comemos. Por eso, mientras continuamos con nuestras ajetreadas vidas, ninguno de nosotros debería olvidar ni infravalorar su importancia. Ese nosotros, por supuesto, no se limita a nuestras decisiones individuales, sino que se refiere también —especialmente— a los Gobiernos y sus políticas públicas, así como a la actuación de un sector privado cuya influencia no de