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No, los frutos secos no engordan: el adiós definitivo a un mito sin sentido

Un nuevo trabajo científico destaca que los frutos secos sirven para prevenir la obesidad y vuelve a tumbar una de las falsas creencias más extendidas.

Un puñado de frutos secos dispuestos para ser comidos.

Los frutos secos tienen una fama que no se merecen. Al menos aquellos que no han sido manipulados por la mano del hombre a través de procesos en los que se acaba pervirtiendo sus propiedades originales. Desde hace mucho tiempo, en el imaginario colectivo se encuentra instalada la idea de que el consumo de nueces, cacahuetes, avellanas, pistachos, almendras o anacardos provoca sobrepeso. Sin embargo, se trata de un mito que ha sido desmentido en un buen número de ocasiones a través de distintos estudios científicos.


El último trabajo al respecto, un metaanálisis que incluyó seis estudios prospectivos de cohortes e implicó a más de 420.000 sujetos, ha sido publicado en la revista Nutrition & Metabolism y es meridianamente claro: "El consumo de frutos secos puede ser beneficioso en la prevención del síndrome metabólico y el sobrepeso". Es decir, se trata de un alimento que no sólo no engorda, sino que, además, puede ser muy útil para combatir la obesidad dentro de un patrón dietético saludable.


Éste no es el único trabajo que ha llegado a esta conclusión. Sin ir mucho más lejos, otro metaanálisis publicado el pasado año en la revista European Journal of Nutrition, que incluyó el estudio de 373.000 hombres y mujeres de 25 a 70 años de edad a lo largo de ochos años, concluyó que "una mayor ingesta de frutos secos se asocia a un menor riesgo de sobrepeso u obesidad" frente a aquellos sujetos que no incluyen estos alimentos en su dieta.